1997
A la edad de 67 años, regresó a Guatemala con su esposa Arcely Rey-Rosa. Para ese entonces, en Guatemala, la única unidad de cirugía cardíaca estaba dedicada únicamente para asistir a adultos.
Niños con malformaciones congénitas cardíacas solo podían ser tratados si tenían los recursos para irse al extranjero, lo cual se reducía a un 3%